Reconozco que al oír hablar al president Illa sobre el catalán, sufrí una sensación mixta, entre una profunda fatiga y una rabia contenida.
El enorme disparate que gira en torno a las pinturas murales de Sixena es una auténtica metáfora del anticatalanismo más primario y furibundo que late en muchas de las decisiones políticas y judiciales que sufrimos.
Hace años leí una reflexión de Baltasar Porcel que hoy me viene a la memoria.